El Caso de la Red Científica Peruana: Informe CAF

4.4.1. El Caso de la Red Científica Peruana

Introducción

La RCP es una organización civil, sin fines de lucro, que fue exitosa desde el punto de vista financiero y cuyo objetivo es promover el acceso masivo a la Internet, no como un fin en sí mismo, sino bajo el supuesto que este «acceso universal» ayudará a mejorar la calidad de vida de la población mediante la creación de nuevos negocios y la libre difusión de información.


La razón para incluirla en este estudio se basa en las siguientes cuatro premisas: 1) El individuo que es capaz de usar las llamadas tecnologías de la información (TI) es un individuo mejor preparado y posiblemente más productivo que el individuo promedio sin acceso a las TI. 2) Si se logra que la población, independientemente de su condición social y/o poder adquisitivo, tenga acceso irrestricto a las TI, progresivamente se contará con individuos mejor preparados y, por ende, más productivos. 3) Individuos más productivos pueden incidir directamente sobre el crecimiento del país ya sea por su capacidad de innovar, mayor maleabilidad para ser entrenados y mejor grado de preparación en sus profesiones y oficios, etc. 4) En suma, el acceso masivo a la información es muy probable que incida de manera decisiva en la productividad individual y colectiva así como en la capacidad de un país para crecer de manera sostenida o, dicho en otras palabras, en el aumento de la competitividad del país.

Como discutiremos en el resto del documento, hay indicios claros de que la RCP ha contribuido de manera decisiva al acceso masivo a las TI en el Perú y si nuestras premisas son razonables, a la promoción de la competitividad de dicho país. Para sustentar esta discusión, la próxima sección discute las características de la RCP y su evolución institucional. Posteriormente se presenta una aproximación de la RCP como una agente agresivo en un mercado dominado por el monopolios estatal en principio y privado después. Acto seguido, describimos el impacto de las Cabinas Públicas en el acceso al Internet en el Perú.

La RCP como Institución

La RCP es una organización sin fines de lucro fundada a principio de la década de los 90 por 43 instituciones de diversa índole que incluían universidades públicas y privadas, organizaciones no gubernamentales, centros de investigación y organizaciones internacionales. Previamente a la formación de la RCP, se había discutido la posibilidad de formar una red académica (Red Académica Peruana). Sin embargo, dado que los promotores eran universidades privadas (como la Pontificia Universidad Católica del Perú), se pensó que otras instituciones no se sentirían representadas. De esta manera se decidió ampliar el espectro institucional, y hacia finales de 1991, la RCP comienza sus operaciones en las instalaciones de la Escuela de Administración de Negocios para Graduados (ESAN). La ampliación de la cobertura institucional conllevó a la transformación de red académica a Red Científica Peruana o RCP.

Para el momento de su fundación, Perú, Paraguay y las Antillas Holandesas eran las únicas naciones latinoamericanas que no contaban con ningún tipo de red informática. En aquel tiempo, la situación del Perú era poco alentadora. Una economía en crisis aunada a una escalada terrorista sin precedentes y el aislamiento de los sistemas financieros internacionales, incidieron en el atraso relativo del Perú en la adopción de las tecnologías de información que empezaban a diseminarse en el resto del mundo.

El «motor» de la fundación de la RCP fue el periodista José Soriano. José Soriano es conocido en Perú como el «padre de la Internet» lo que sintetiza el reconocimiento de su rol pionero y fundamental en la conducción, desarrollo y evolución tanto de la RCP como del Internet en el Perú. Soriano estudió sociología en Argentina y posee un doctorado en Ciencias Políticas de la Ecole de Etudes Politiques de París, Francia. Previo a su trabajo como líder de la RCP, se desempeñó como periodista trabajando en diversos periódicos y estaciones de radio de Argentina.

La figura de José Soriano jugó un papel central en las controversias que, años después de su fundación, tuvo la RCP con la empresa que opera hoy por hoy la infraestructura telefónica del Perú, tema del cuál hablaremos más adelante.

Para el momento en que la RCP se inicia, Internet, tal y como lo conocemos hoy día, no existía. La simplicidad en el uso del «web» y el correo electrónico actual han sido el resultado de un largo proceso de evolución. Adicionalmente, los servicios de entretenimiento de principios e incluso mediados de la década pasada eran relativamente sofisticados y muy exclusivos (CompuServe, por ejemplo); además, el significado de Internet para los negocios era irrelevante fuera del marco de grandes redes corporativas. La noción de «red» de informática estaba más asociada al uso de correo electrónico. Para los impulsores de la RCP, el concepto de la «red» no parecía estar claro, sin embargo, existía una fuerte intuición acerca de las posibilidades que la conexión informática brindaría al permitir intercambio de información entre las instituciones científicas locales y entre éstas y el resto del Mundo. Los primeros profesionales involucrados en el funcionamiento de la RCP eran especialistas en informática y no en redes o comunicaciones al estilo Internet.

A pesar del desconocimiento del desarrollo de Internet en el exterior y la ausencia de experiencias domésticas que facilitaran el aprendizaje, para las instituciones que fundan la RCP estaba claro que había que recorrer un largo trecho para poner la red en funcionamiento y que se necesitaría mucha creatividad para poder sacar provecho de ésta: Ésta era la razón de su asociación. En medio de la incertidumbre, destacaba la convicción de que la red era una herramienta de enorme potencial que tendría implicaciones en la educación, la forma de trabajar y la capacidad de intercambiar información con el mundo.

La RCP tuvo desde sus inicios una concepción de «cooperativa». El espíritu que guío a la formación de la RCP tuvo que ver con la acción colectiva, voluntaria y desinteresada para lograr el fin común de formar una red que permitiera el acceso democrático e igualitario a toda clase de información. Esto se refleja en el objetivo de la RCP que busca «promover el intercambio del conocimiento entre todas las personas a nivel nacional, regional y mundial para fomentar el desarrollo de la sociedad a través del uso adecuado y democrático de las telecomunicaciones».La RCP no contó en ningún momento con apoyos o subvenciones del estado. El capital «semilla» fue provisto por la Cooperación Internacional y al cabo de poco tiempo, a través de la prestación de servicios, la RCP logró autofinanciarse. Para mediados de 1993 la RCP empezaba a constituirse en un Proveedor de Servicios de Internet (ISP) administrando el registro de nombres de dominio y de asignación de números IP.

A medida que la RCP fortalecía su rol de ISP, la representatividad de los intereses institucionales de sus miembros empezaba a debilitarse. Si bien es cierto que la RCP tenía como objetivo la integración de una red científica, pronto se evidenció que los intereses de las instituciones que la conformaban no eran coincidentes. El tipo y tamaño de las instituciones explican esto de manera parcial. No eran iguales las necesidades de conexión de una pequeña ONG de diez o cien personas a las de una Universidad con más de diez mil estudiantes. Por otro lado, la RCP se perfilaba como un proveedor de servicios y esto incidía en una agenda propia. Progresivamente, cada institución empezó a formar su propio plantel de profesionales de la información y a buscar soluciones a su medida. La RCP, como veremos, se convertiría en un activo y agresivo agente de un mercado de características complejas que crecería de manera exponencial. Según algunos representantes del sector universitario privado entrevistados para este trabajo, su carácter de red institucional pasaba a un segundo plano. Según otros entrevistados, era natural que la nueva institución tuviese sus objetivos propios, independientemente de los objetivos de sus miembros. Es muy posible también que el objetivo social de la RCP haya estado muy por encima de lo que era realmente viable lograr. Una red científica, cooperativista y democrática tenía que contar con cuantiosos recursos para desarrollar información y contenidos relevantes a las instituciones que la conformaban. La RCP, sin embargo, estaba más concentrada en proveer los servicios básicos de conectividad. De alguna manera, la generación de contenidos y la creación de una red de colaboración no eran prioridades y esto alejó a muchas de las instituciones que la fundaron. En febrero de 1994, la RCP logró conectar al Perú a la Internet por primera vez mediante el uso de un satélite convirtiéndose en el primer ISP peruano; su hegemonía duraría muy poco.

La RCP cómo agente del mercado de Internet

Casi en el mismo momento en que Internet llega al Perú de la mano de la RCP, se da el proceso de privatización de las compañías de teléfono estatales. El servicio telefónico del Perú dependía de dos grandes compañías estatales: una (Entel Perú) operaba los servicios de larga distancia internacional y la telefonía local fuera de Lima: la otra (Compañía Peruana de Teléfonos) cubría el mercado de telefonía local de Lima. Estas dos compañías fueron adquiridas por un consorcio liderado por Telefónica Internacional de España en Mayo de 1994, formando Telefónica del Perú. Con la entrada de Telefónica, se introducía un competidor con fines explícitamentecomerciales en el incipiente mercado de Internet.

Telefónica pasó de la simple oferta de líneas telefónicas para la conexión vía módem a la provisión de acceso a su red pública de datos y, de allí, al ofrecimiento de servicios de ISP (a través del servicio de Unired). En este contexto, la RCP enfrentaba una seria amenaza que ponía en juego su existencia. Para poder dar el servicio de Internet, la RCP necesitaba y sigue necesitando actualmente, contratar la infraestructura básica de transmisión de datos de Telefónica, convirtiéndose en su cliente. Al mismo tiempo, Telefónica, al proveer servicios ISP, competía directamente con la RCP. De esta manera, Telefónica tenía la oportunidad de fijar precios diferenciados que le dieran más competitividad a sí misma en la provisión de servicios de Internet. Esta situación llevó a la RCP a demandar, en febrero de 1996, a Telefónica ante el recién creado Organismo Supervisor de la Inversión Privada en Telecomunicaciones (OSIPTEL).

La RCP alegó que Telefónica incurrió en actos de competencia desleal e incumplimiento del contrato de adquisición. Dos años más tarde, OSIPTEL encontró la demanda fundada, imponiendo a Telefónica las sanciones correspondientes.

Esta demanda no es más que una de las múltiples diferencias que la RCP tuvo con Telefónica. Un aspecto importante de la relación entre los dos ISP más importantes del Perú hasta finales de los 1990s fue la crítica dirigida a Telefónica, no siempre mesurada, de José Soriano. De hecho, en 1996, Telefónica demanda ante OSIPTEL a la RCP argumentando competencia desleal por medio de informaciones incorrectas y agresiones de José Soriano. Telefónica demandaba la rectificación de la información e incluso el cierre de la RCP. El supervisor no cerró la RCP, pero la encontró culpable de otros cargos. A estas controversias, las siguieron algunas otras relacionadas con temas de competencia desleal y libre competencia. La gestión de la RCP por defender la libre y justa competencia en el complejo mercado de telecomunicaciones es considerada como una contribución a una mejor regulación del mercado y no hay duda que la amenaza de competencia que significó la RCP estimuló la creatividad de Telefónica para ofrecer más y mejores servicios.

La historia de la RCP en términos económicos es exitosa. De manera anecdótica, se cuenta que la RCP se inició con US$ 3.000, una computadora 386 y 3 módems. Para 1998 la RCP reportó US$ 4.2 millones en ventas y en 1999 las ventas alcanzaron $6.1 millones8. En el año 2000, sin mediar ninguna inversión adicional más que la reinversión del 100% de las utilidades generadas por sus propias operaciones, esta institución fue valorizada, para efectos de una alianza estratégica (la cuál será mencionada más adelante), en 25 millones de dólares.

Una consideración importante del mercado de telecomunicaciones del Perú es que Telefónica terminó el periodo de monopolio absoluto concedido en el contrato de privatizaciones estipulado mucho antes de lo planeado. A partir de ese momento, además de Telefónica y la RCP, hay por lo menos once competidores más ofreciendo acceso de Internet para diferentes usuarios (domésticos e internacionales). La RCP también ha ampliado sus servicios entrando en el mercado de portador local de datos y larga distancia internacional. Hacia finales de los noventa – y sobre todo en los dos últimos años – la RCP fue perdiendo espacio en el mercado de Internet, primero a manos de Telefónica y, progresivamente, a manos de otras compañías que entraban con nuevos productos para atender nichos de mercado específicos.

Un elemento central de la estrategia de difusión masiva del Internet de la RCP fueron los Centros Comunitarios de Internet (CCI) (también conocidos como Cabinas Públicas-CPs) cuya evolución describimos en la próxima sección. Para 1994 la RCP inauguraba la primera CP, proveyendo el servicio de conectividad, pero también creando un centro de capacitación, educación y difusión.

Por razones que explicaremos más adelante, el modelo de CP emprendió un rápido crecimiento, formando un mercado, si se quiere, caótico, y en muchos casos alejados de la visión inicial de la RCP. Estas cabinas, que en principio contrataban su acceso a Internet por medio de la RCP, han ido cambiando de proveedor a medida que la competencia ha diversificado los productos y bajado los costos. Lo importante, sin embargo, es que la idea de las CPs fue promovida en principio por la RCP y debido a una serie de razones coyunturales, las CP iniciaron su propio proceso de expansión.

A finales de los 1990 y, ante los cambios que experimentaba el mercado, la RCP decide crear una compañía netamente comercial que se financiaría en los mercados de capitales internacionales. La idea era separar la actividad comercial de la RCP de su actividad social y, de esta manera, «volver a las raíces». Con este fin y, como mencionamos con anterioridad, la RCP fue valorada en 25 millones de dólares para una alianza estratégica con un grupo internacional. El compromiso del socio extranjero era invertir US$75 millones para el fortalecimiento de la nueva compañía, llamada Infoductos y Telecomunicaciones del Perú, S.A (IyT). Entre los planes del joven consorcio estaban la difusión de las CP por medio de un modelo de franquicias. Las franquicias permitirían un producto uniforme que facilitaría la estandarización de los servicios y la difusión de Internet en el Perú. El plan incluía hacer de las cabinas lugares activos para el comercio electrónico ya que los usuarios podrían obtener crédito y tener una dirección postal independiente de su domicilio. Otro aspecto de la estrategia de IyT era la exportación de la franquicia a otros países de la región.

El éxito de IyT fue muy limitado. La aventura financiera coincidió con la caída de los mercados de Internet de principios del año 2000. Asímismo, IyT había invertido importantes cantidades de dinero en equipo y contratación de personal, contando con ingresos futuros. Los errores gerenciales y al coyuntura negativa de los mercados de valores redujeron la participación del socio extranjero de manera sustancial. Hoy en día la RCP es dueña del 75% de IyT. IyT se encuentra con altos niveles de endeudamiento y ha reducido sus actividades a la ciudad de Lima.

Son pocas las cabinas que atiende y su mercado se concentra en algunas pocas empresas de tamaño mediano y pequeño, y algunos suscriptores al servicio de Internet por discado (Dial Up).

La RCP por su parte ha tratado de enfocar sus actividades en proyecto de corte social y educativo teniendo algunas iniciativas piloto en Lima y otras regiones del Perú. La RCP participa en mesas de concertación regionales y sus objetivos comerciales han sido minimizados. La historia de la RCP, su éxito inicial y su aparente fracaso reciente, estuvieron siempre signadas por la figura de su fundador, el Dr. José Soriano. IyT fue una idea de Soriano y, de hecho, el fue su CEO durante sus primeros estadios de vida. No fue fácil determinar por qué José Soriano salió de IyT, pero al parecer el fracaso comercial tuvo mucho que ver con esto. Por otra parte, la directiva de la RCP no quiso que Soriano volviera a la institución. Soriano no vive hoy en el Perú y fue imposible contactarlo. Sin embargo, la RCP como pionera del Internet en el Perú inició y terminó su ciclo bajo la dirección de este emprendedor.»

Un comentario sobre “El Caso de la Red Científica Peruana: Informe CAF

Deja un comentario